Mis hijos tienen dos años, y ya comienzan a encadenar palabras y  a decir frases completas. Y sin embargo, muchas veces sigo sin tener claro qué quieren decir o qué necesitan. Es más, tengo esa sensación mucho más a menudo que antes de que comenzaran a hablar.

Pero me he dado cuenta de que estos dos hechos no están relacionados. No les entiendo menos porque hablen más, sino porque sus necesidades son mucho más complejas que hace un año o un año y medio. Antes, sus necesidades e inquietudes de  se podían resumir en:

  • Tengo sueño
  • Tengo hambre
  • Tengo caca

Y poco más que eso. Ahora es mucho más complejo, y me encuentro con que intentan comunicarse conmigo para contarme cosas que han pasado (un compañero de la guardería se cayó de la bici), recordar otras que les han marcado (me hice daño en la puerta), o que acaban de pasar (a mamá se le cayó el yogur). También sus frustraciones (mi hermana me ha quitado el peluche del gato) o sus deseos (necesito el chupete ya).  Sus necesidades de afecto (papá, siéntate aquí a contarme este cuento para que yo me pueda sentar encima de ti) o de consuelo (papá, me está saliendo un diente y me duele la boca horrores, cógeme en brazos anda). Comparten conmigo lo que ven (mira papá, una gaviota en el tejado de enfrente, como cada día), lo que oyen, lo que experimentan y mil cosas más. El espectro de experiencias sobre las que se expresan y comunican es muchísimo más amplio, y en muchos casos, más extenso que su vocabulario o su capacidad de habla.

Y eso hace que me encuentre en muchos casos intentando descifrar qué es lo que están diciendo. Es frustrante saber que tus hijos te quieren decir algo y no ser capaz de saber entenderles. Otras veces en cambio soy capaz de desentrañar el significado de dos gruñidos y un par de palabras mal pronunciadas y me sorprendo a mi mismo.

Se que es una cuestión de tiempo el que adquieran la habilidad suficiente como para poder expresar todo lo que sienten y piensan. Ya no me frustrará el no saber qué piensan o necesitan. Pero no tendré excusas para no dar respuesta a todo lo que me pidan y pregunten.