Hace un par de semanas pude asistir por fin a una de las muchas charlas que los escritores del colectivo Wu Ming han dado en Barcelona, esta vez dentro del evento The Influencers en el CCCB.
La charla estuvo muy bien, muy interesante. Los dos miembros de Wu Ming presentes (2 y 4, creo recordar) hicieron un gran circunloquio en torno al poder del relato como configurador de la realidad y las posibles estrategias de resistencia en torno a relatos dominantes:
- Ignorarlo. En su ejemplo, es lo que hacían los marineros griegos evitando las islas donde estaban las sirenas.
- Sabotearlo. La estrategia de Ulises, que se ató al mástil y de sus marineros, que se taparon los oídos con cera.
- Rebatirlo. Analizar el relato e intentar combatirlo rebatiendo sus argumentos.
- Construir otro relato.
Para ilustrar el último punto contaron una de sus acciones de antes de Wu-Ming, de los tiempos en los que participaban del pseudónimo colectivo Luther Blissett. Cuando en una región italiana se desató una especie de histeria colectiva en torno a grupos satánicos que derivó en un grupo de chavales acusados de crímenes sexuales en base al testimonio de un niño de dos años, la respuesta de Luther Blissett fue la de infiltrarse en el relato y manipularlo para crear un relato alternativo.
Su estrategia fue aprovechar el discurso mediático en torno a la peligrosidad de los grupos satánicos para hincharlo, inflarlo con más acciones de grupos satánicos falsos (que los periodistas nunca se molestaron en comprobar) y así crear otro relato, el de una histeria colectiva fuera de control que estuvo a punto de condenar a un puñado de chavales inocentes porque la historia encajaba en sus miedos irracionales. Sus acciones de guerrilla de comunicación se sirvieron de los defectos y rutinas mediáticas para exponer los peligros de unos medios de comunicación incontestados y poco conscientes de su responsabilidad para con el resto de la sociedad.