El Roto y Miguel Brieva son dos de mis dibujantes preferidos. Ambos utilizan sus viñetas para denunciar los absurdos, las incoherencias y las injusticias del sistema económico y político actual. Despojada de calificativos y eufemismos, la verdad se aparece cruda y amarga. No hay sátira, porque como el mismo Roto dice:
La realidad es tan aberrante que, por sí misma, se convierte en sátira con todo lo que está pasando.
Para mi sorpresa, los dos han aparecido en las noticias de Cuatro en la última semana. Lo del Roto quizá no sea tanta sorpresa: publica en El País, por lo que todo queda en Prisa. Lo de Brieva me sorprende más, aunque haya colaborado en El País de las Tentaciones, porque lo sigo desde su fanzine Dinero y de sus colaboraciones con el periódico Diagonal.
El Roto tiene una exposición ahora en Madrid, mientras que Brieva acaba de publicar su primer libro en Mondadori.
Carlos Alonso Romero
«Colombroño» es sinónimo de tocayo, pero me parecería feo referirme a tí así.
En fin, Carlos Alonso (espero que no seas también Romero), que esto de que celebres las calles limpias de anuncios como un servidor, que coincidamos también los ilustradores favoritos y que escribas artículos tan buenos como el de Billy Childish… Empiezo a temer tanta coincidencia…
Nada de eso: estupendo blog y estupendos gustos los tuyos (o debería decir «los míos», hmmm…). En cualquier caso, salut! y un abrazo.
Carlos
Hola Carlos! Muchas gracias por los elogios! Tu blog también se los merece. Un abrazo y encantado de verte por aquí.
Nos seguimos leyendo!
Elena
El volumen de Brieva tiene una pinta fenomenal. Veo el nacimiento de una bonita «carlosmistad»
Sergio Foghat
Me encantan ambos, El Roto es un auténtico fenómeno, todas sus viñetas son para enmarcar. De Brieva tuve mucho tiempo pegada en la pared una tira suya que me encantaba. La putada es que a mi gato también le gustaba mucho y cuando me dí cuenta la había destrozado 🙂
Carlos
Elena, te llevas algún que otro susto leyendo reseñas que podrías haber hecho tú, pero que sabes que no has hecho, firmadas por tu nombre. En realidad es bastante gracioso. Es lo que nos ha pasado a Carlos y a mí. O a él?
Sergio, ¿cómo llegó tu gato a esa pared?