Es de hace algún tiempo, y tampoco es especialmente buena, pero siempre, siempre, siempre mola encontrarse con una entrevista a Scott McCloud. Imprescindible como autor de cómic, pero en mi opinión aún más como teórico y divulgador del medio. Sus tres novelas gráficas sobre el arte secuencial por excelencia, Understanding Comics (1993), Reinventing Comics (2000) y Making Comics (2006, aún no lo he leído) son tres grandes tratados que desmenuzan el lenguaje del cómic mejor que cualquier Román Gubern de tres al cuarto.
Últimamente el debate acerca de la expansión del lenguaje del cómic a otros soportes como la web se centra sobre todo en las posibilidades de medios como teléfonos móviles, consolas y reproductores portátiles y a su vez sobre cómo estos nuevos medios afectan al propio lenguaje del cómic. A mí me gusta ésta reflexión de McCloud:
WN: Will other kinds of technology like cell phones and iPods make much of a difference in how people read comics?
McCloud: The big «if» in terms of digital comics is whether there will be a wholesale move to mobile devices. When you have tiny screens and huge middlemen, it’s bound to have a huge impact on comics from top to bottom.
With webcomics, you have the possibility of working on a larger canvas with fewer middlemen, and this could be the exact opposite, with a move toward tiny little screens, chopping strips into postage-stamp-sized panels.
And you’d have the mother of all middlemen, the phone company or a major computer company. At that point you have a vendor actually dictating formats.
Lo que viene a decir, si lo he entendido bien, que trabajar en tecnologías móviles como teléfonos, consolas, reproductores y lo que venga, supone dos desventajas: reducir tu lienzo, tu espacio de trabajo, y, por tanto, tus posibilidades creativas; y por otro lado aumentar los intermediarios entre tú y tus lectores, mientras que los webcomics son totalmente lo contrario.