Al llegar ayer a Sidecar de algún modo tenía una cierta intuición de que Islaja, que era en teoría a quien iba a ver, no iba a ser la que más me gustase de los tres grupos que tocaban en la noche de Fonal Records (Es, Islaja y Kiila). Y afortunadamente acerté, porque si Islaja me gustó, hubo otros que me encantaron. Y no sólo a mí. La verdad es que hace meses, cuando descubrí este tremendo sello de folk artie finlandés ni se me pasaba por la cabeza que pudiese ver a tres de sus grupos en la misma noche, pero allí estaban.
Abrió la noche Es, nombre bajo el que se presenta Sami Sänpäkkilä, capo de Fonal y también miembro de Kiila. La suya era la propuesta más experimental de la noche. Con su guitarra y el suelo lleno de pedales y teclados, confeccionaba extensos drones sobre los que cantaba y recitaba con ayuda de otro miembro de Kiila. Pasajes tremendamente bellos, quizá un poco desvirtuados en el arrebato ruidista del último tema.
Islaja se presentó en un sorprendente formato de bajo y guitarra. Por tanto, su concierto se desarrolló en unas coordenadas muy distintas a las que maneja en sus discos. Un formato más austero que por un lado evita absurdos intentos de recrear el disco y a la vez sirve de prueba de la validez de las canciones. En ese sentido sí que hubo un paralelismo con el disco, ya que la voz de Merja Kokkonnen era la verdadera protagonista y el elemento que guiaba las canciones.
Kiila fueron los triunfadores de la noche. Y en cierta manera, ya me lo intuía. Eran, dentro de lo que cabe, el grupo más convencional de la noche, pero puede que también los que tengan mejores temas. Seis personas en el escenario (estaban todos menos Merja Kokkonnen de Islaja) facturando preciosas canciones de folk campestre, lleno de buenas melodías vocales. El concierto se basó en temas de su disco ‘Silmat Sulkaset’. Con el público entregado, nos regalaron como bis una increíble jam final en la que todos dieron lo mejor de sí.